jueves, 20 de enero de 2011

En las redes de cercanías ......una interesante reflexión

En las redes de cercanías de Valencia y Alicante/Murcia no hay ningún tren de cercanías CIVIA al que las personas con discapacidad puedan acceder de manera autónoma. La altura de los andenes se convierte en una obstáculo difícil de salvar en muchas ocasiones.
Definitivamente soy un hombre de fe, si fe es creer en lo que no se ve. Aunque mi amigo Pepe dice que lo que soy es un ingenuo por creer lo que publica el BOE y se aprueba en las Cortes.
El caso es que me he enfrentado a algo que ha puesto a prueba mi fe. La cuestión radica en que hace unos días ocupó a los medios de comunicación la llegada del AVE a Valencia, que para diciembre será una realidad y los valencianos que nos movemos en silla de ruedas podremos desplazarnos a Madrid en una hora y media.

Ahora bien, si lo que se pretende es viajar en tren de cercanías la cuestión varía. En 2007 parió el ratón y se estableció legalmente que la altura de los andenes de cercanías seria de 68 cm, la misma de la entrada para silla de ruedas de los trenes CIVIA, que se fabrican desde el 2000. Eso es visión de futuro, pero no mucha, porque en 1984 una comisión de expertos a la que el Real Patronato encargó un estudio de accesibilidad de los transportes públicos ya decía que había que fijar la altura de andenes y adecuar la altura del acceso en los trenes de cercanías. Lo sé porque yo formé parte de ella, como experto en no poder acceder a los medios de transporte públicos.

Como la altura de los andenes de media distancia es de 76 no hay problema para acceder al tren CIVIA en esas estaciones, porque el suelo del vagón está 8 cm por debajo del andén, con lo que entrar al tren se entra, aunque te dejes los dientes. Cuestión distinta es abandonar el tren, porque el andén está 8 cm más alto que el vagón. Pero no pasa nada, si pones la silla de manera que la puerta no se pueda cerrar, el tren no puede arrancar y ya vendrá el maquinista, el revisor o el ministro del ramo para sacarte.

En las redes de cercanías de Valencia y Alicante/Murcia no hay ningún tren de cercanías CIVIA al que se pueda acceder de manera autónoma. La prueba del algodón se hace en las estaciones de pueblo, los paisanos hacen labores de costalero y te suben con la alegría que levantan el paso de la Virgen, en la confianza de que cuando el “cascao” llegue a la estación de Valencia le bajaran con la plataforma que se publicita en los medios. Pero nada más alejado de la realidad. La plataforma es para los trenes de larga y media distancia, si los solicitas con 12 horas de antelación.
Si por una de aquellas te bajan porque el paisanaje amenaza con amotinarse por el atropello, puedes tener la completa seguridad de que a la vuelta no te subirán si en la estación de destino no hay plataforma. Y lo que es peor, en muchos casos se impide físicamente el acceso al tren aún cuando haya costaleros espontáneos dispuestos a subirte. Lo “jodido” es que lo hacen por tu seguridad. “Manda güevos”.

Confieso que no se qué situación es mejor, la anterior en que viajabas en la plataforma que hay entre dos vagones, leyendo todo el viaje el cartel donde se dice que ahí no se puede permanecer mientras que el tren esté en marcha porque es peligroso, o la actual en que ni te prestan los apoyos donde existen, ni te permiten acceder al tren a tu riesgo y ventura.
Lo que más me duele es que se pretenda preservar mi fe a base de propaganda. La prensa recogía recientemente la noticia de que se iban a efectuar obras de recrecimiento de dos andenes en la estación de Valencia, por valor de 472.000 euros, lo que no solucionará nada porque no habrá estación en la que poder bajar. En cercanías de Valencia y Alicante no se puede viajar a ninguna parte.

La situación en estos momentos es que en AVE se podrá viajar a Madrid, pero es imposible moverse a localidades cercanas.
Si al menos se conociera el calendario de adecuación de las estaciones de cercanías y de implantación de los trenes CIVIA, pero no. Ese documento, si es que existe, está clasificado como reservado y solo tienen acceso a él quienes forman parte de una comisión selecta. Más de tres años llevo investigando y no he podido conseguirlo.
Pensándolo bien la cosa está en que igual que los madrileños tendrán la playa a hora y media, los valencianos tendremos los trenes de cercanías a hora y media, en Madrid.

Ruedas y Piernas

miércoles, 12 de enero de 2011

"CAPACITADOS"

Experimentar durante un día los problemas cotidianos a los que se enfrentan las personas con discapacidad. Éste fue el reto al que se atrevieron tres empresarios españoles y que ha quedado reflejado el documental ‘Capacitados’.

El presidente de Coca-Cola Iberia, Marcos de Quinto, llevó durante una jornada laboral unas gafas totalmente opacas. La presidenta de Microsoft Ibérica, María Garaña, se subió a una silla de ruedas. Y el copropietario del restaurante El Bulli, Ferran Adrià, se convirtió en una persona sorda durante todo el día.
Con estas limitaciones, los tres empresarios tuvieron que asistir a reuniones y presentaciones, realizar gestiones e incluso idear nuevas recetas culinarias. Todo ello, acompañados de una persona con discapacidad que les acompañaba y ayudar a desempeñar sus funciones. Éste es el argumento del documental de 30 minutos Capacitados, una iniciativa del Programa Por Talento de la Fundación ONCE.

Reuniones a ciegas
“Un poquito claustrofóbico”. Estas fueron las primeras palabras de Quinto cuando se convirtió en invidente por un día. Atender una llamada telefónica fue la primera tarea que tuvo que llevar a cabo con las gafas opacas. Siempre con el bastón por delante, este empresario acudió a la sede de su empresa, donde asistió a la presentación de los próximos anuncios de la compañía. Ante la falta de visión, tuvieron que describirle con todo lujo de detalles las imágenes e incluso la tipografía en la que aparecían impresos los mensajes.
El día transcurría y Quinto debía seguir con su vida cotidiana. Entonces fue cuando aprendió a navegar por Internet sin utiliza el sentido de la vista. Gracias a los avances tecnológicos, pudo escuchar el periódico digital. “Me he sentido como un intruso. Se me ha permitido entrar en un mundo, que entiendo que no es mi mundo. De alguna manera es un poco injusto, porque es un viaje donde yo estoy de paso”, dijo tras finalizar el día.

Barreras arquitectónicas
Mientras, María Garaña iba acostumbrándose a la silla de ruedas. “Te tienes que sentir lo más cómoda que puedas”, fue el primer consejo de la persona que la acompañó en todo momento. Desde ese momento, esta empresaria descubrió la importancia del orden y la accesibilidad para las personas que tienen que desplazarse de esa manera. Ir a por un simple cuaderno de notas en medio de una reunión supuso un gran esfuerzo para ella.
Más tarde salió a la calle, donde se percató de las dificultades de los bordillos y de otras barreras arquitectónicas. “Te das cuenta de la complejidad: hay que bajar rampas, el suelo de adoquín es más difícil”, resumía. “En muchas cosas, el impedimento no es la valía intelectual o profesional que tú tengas, sino las escaleras que te puedes encontrar en una entrevista de trabajo”, concluyó.

Recetas sin sonido
En su restaurante, Ferran Adrià aprendió a cocinar sin escuchar el sonido de sartenes y ollas. Una vez que se puso los tapones y los cascos, lo primero que aprendió fue a signar las palabras carne y pescado, elementales para cualquier cocinero. Durante toda la jornada mostrada por el documental, este chef se dedicó a crear e innovar con nuevos platos. Finalmente sentenció que “una persona que no oye puede ser perfectamente uno de los mejores cocineros que puede haber”.
“Ellos tienen un doble trabajo ya que tienen que integrarse en la sociedad, donde no siempre pensamos en ellos”, decía Adrià. “No es sólo tu poder vivir con la discapacidad sino que el mundo no te haga recordar en tu vida cotidiana que eres discapacitado”, resumió María Garaña. Y ahí es donde nosotros tenemos mucho que decir.

Ruedas y Piernas